Recordemos siempre que nuestros hijos son un regalo de Altísimo y que Él tiene un plan y un propósito perfecto para ellos. Ganadorí que no dejemos de interceder por ellos, declarando con convicción y fe estas palabras de liberación. Que cada frase sea como una espita que abre puertas y desata bendiciones en la vida de nuestros amados hijos. �